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De la angustiosa ansiedad

En lugar de sangre, nací con desesperación bombeante en las venas. Odio esperar. El tiempo no cura nada, lo empeora, al traer consigo a su puta: la espera.

Disculparás mis groserías, pero este tema me llena de rabia. ¿Cuántas veces por más bendito que salgas de casa el metro no pasa? ¿Cuántas veces por mayor benevolencia que muestres la persona que camina adelante no apura su andar? ¿Cuántas veces en turbulento desenfreno has deseado la muerte del que con calma y ausente realiza su faena? Muchas, no me engañas.

Seguramente has tenido diarrea abundante, chorro de agua rectal finamente gasificada y tienes la urgencia imperiosa de besar el trono. Cuando llegas, hay una fila interminable de chamacos cagones y señores visiblemente enfermos. Quieres matar, morir o lo que sea que termine tu suplicio, tu agonía, tu angustia.... Imagínate eso al cien para que entiendas mi sufrir.

......

Me pasa lo mismo con él. Ando en duelo, he tomado tan malas decisiones. No consigo separármelo del pecho por completo. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo borrar 5 años de mal o bien amor?
Despierto todavía con las palpitaciones que un mensaje suyo causarían, ¿cómo será posible si he cambiado mi número telefónico?
¿Cómo, dime entonces, querido lector, podré mudar de ánimo para volver a comenzar si el pasado está en mi espalda y el futuro no se ve para nada cercano?

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No he escrito nada porque no tengo de qué hablar, últimamente sólo me quejo. La vida de adulta no es lo que yo había imaginado, sinceramente siempre había pensado que llegaría a ser exitosa, creí con inocencia lo que los demás opinaban de mí, mal hecho. El ego herido habla desde su rechazo, nada duele más que saberte ajena al mundo que te habían prometido. ¿A dónde iré? Hoy observé el cielo y la supuesta tormenta que se avecinaba sólo hizo que me recogiera en mis aposentos a esperar que rompiera la lluvia. Y si eso hago con la vida? Veo un signo poco favorable y huyo. **** ***** ******* P E N S A M I E N T O S    El amor y la ansiedad son pésimos complementos, agua y aceite, noche en un día cálido.  No hay nada que reconforte mi alma como el café. ¿Por qué es tan difícil ser feliz? Tengo el corazón empanizado con el polvo de mis supuestos fracasos. Navegar aunque no haya mares que surcar.  Estrepitosos gritos de ayuda, ecos mudos de dolor. Nunca ser escritora, nunca ...