Imperiosa Memoria

Este escrito no es una guía para ligar, gracias por regalarme una visita 😞. En mi poca experiencia, puedo decirles que: SI NO LE GUSTAS, NO LE GUSTAS! El amor no se compra, no se obtiene con un osoto tamaño natural ni entregando el puerco. Nace solo como los dientes de león. Si después de andar chillando y mirando sus fotos, dedicándole las más cursis canciones de amor y le regalas algo costoso (tu tesorito u otra cosa material), te hace caso, no te quiere, es el interés el que habla. Al diablo con él/ella/eso! Los piropos no consiguen morras, por favor, el "mamita" sólo indica tu síndrome de Edipo, eradícalo. "Chiquita" (la tienes), "sabrosa" y otros motes no cautivan, aunque hay todo en la casa del señor. Chavas, tener un cuerpo bonito no significa que pueden conseguir al morro que quieran. No manchen! O acosarlo o perseguirlo o hacer todo por él. Ambos, una relación (de dos entes vivos, preferentemente dos seres humanos) siempre es d

Ya han pasado varios días desde que rompimos. He intentado cerrar esta etapa con (más malas que) buenas decisiones. He conocido personas agrables, lugares agradables, libros agradables.... Todo es tan agradable que confunde, es un escupidero edulcorante. He reinventado mis hábitos. He intentado nuevos pasatiempos. Nada. Nada funciona. Leí (en un artículo seudopsicológico en internet) que extraño la imagen que tenía de ti, la invención de ti. ¿Cómo no extrañarte si soy experta en hacer castillos en el aire? ¿A quién le puedo mentir? Soy la persona más realista-pesimista que conozco. He volcado en ti el pasado en el que nada de lo que estoy viviendo aconteció. Eres la zona de confort de mi cabeza. Han pasado tantas cosas. Siento que he vivido como un año, no es así. Quizás eras tú mi monotonía, mi retroceso o viceversa. ¿Y si era yo quién te tenía atado a un estado inamovible de tiempo? Pienso en la persona que fui  contigo y he llegado a esta conclusión: Soy un monstruo. ¿Cómo pudi

Siempre me dijo mi mamá que en unos segundos puede fracasar tu humanidad en pompa airosa de clamores. Me reía de ella.... "Ay, mamá, no quieres que viva", pensaba. Ahora que nomás no me dejan levantar, la entiendo. En unos segundos se contiene al universo. En un "sí" o en un "no" se hallan mil posibilidades reunidas. Voy de paso por la vida, voy sin nombre por la calle, vago en soledad aun rodeada de personas, con enteridad muevo el alma destrozada y así namás, sin aviso, viene el pie del destino y me regresa al estado de acordeón.  Y de nuevo tengo que reconstruirme. Inventarme nuevos sueños, procurarme nuevas metas, aferrarme a imposibles... Con un miedo rotundo al tormento, al dolor. ¿Quieres continuar con el llanto que había sido estancado con la vara sutil de la inocencia? Has conocido una parte sutil del mundo, la cara más amable de las personas; de sufrimietno nada sabes. Ah, pero como duele la consciencia de mi absoluto vacío! Cómo duele ser

¿Cuánto le dura la memoria a los perros para que perdonen nuestras injurias cruelmente causadas? Si acaso, lo recuerdan, entenderán que en nuestro instinto se encuentra el daño. ¿Cuánto tiempo crea el silencio de una boca sin hablar? ¿Cuántas heridas le preceden al tiempo al tratar de olvidar? Forozoso es entender que la fiel comparsa del dolor es el olvido. Y no pretendo olvidarte, a las personas significativas (por desgracia) jamás se les logra olvidar. Y aunque sea la vez primera que de amor sienta que muera (salió bien pro), no volveré a ti, a arrastrarme, a aventarme contigo de la mano hacia el vacío.  Juré no pronunciarte, ya no decirte, ya no quejarme de ti. Será inevitable que algunas veces comente un suceso nuestro, calle una vergüenza y me ría a solas de un momento bello.  Las cosas se quedaron en el mismo lugar en el que estaban desde que tú acampañabas mi vida. Las mismas calles y el mismo manto oscuro nos cubre en la soledad. Sin embargo, no son igual, han

Si en el pasado hubiera sabido que mi "portentoso futuro" no sería más que un desaventurado juego de errores, me hubiera aventado de aquel puente. No, no pensé en el suicidio (de esa forma tan exhuberante), pero hoy al tocar la oscuridad de la luz casi invernal, me percaté del frío que sentía. ¿Por qué? porque no evito compararme con los demás. Siento una envidiosa alegría por ellos, por qué chingados no tomo las decisiones correctas ni me detengo a corregir mis errores (como este, hice una pregunta y no regresé a marcar los signos de interrogación). Y el problema no está en qué santo se encomiende cada quién, sino en que no busco las salidas adecuadas.  En estos momentos debería estar en la maestría, en el extranjero o con un libro publicado sin tener que escribir gratis y seguramente sin derechos de autor en este blog (sin ofender).  Por mucho tiempo le eché la culpa (como buena cristiana) a mi definición de éxito. Quizá era muy abstracta, muy ambiciosa, muy