Ir al contenido principal

No merece título

En algún momento de este semestre estrellé mi cara contra el suelo. No sé ni en qué momento, no sé cuándo.

Mi única certeza es que al abrir los ojos, estaba embarrada en el asfalto, "del suelo no pasas", es cierto. Del suelo no paso, no puedo levantarme. Es triste, yo no soy una persona cuyas emociones la controlen, es la primera vez en mi vida que siento una depresión tan fuerte. Hay días en las que no quiero levantarme o comer. En los que todo lo que intento, por Dios que lo intento, no da los resultados esperados.

Hay noches en las que lloro profundamente hacia mis adentros porque temo despertar con mis sollozos a la "familia" que duerme cálidamente en el otro extremo de la casa.

No soy depresiva. No soy feliz. Necesito pequeños cambios sin que interrumpan mi cómoda rutina.
....

Por más que hago cosas, nada interrumpe este absurdo sentimiento. Vivo en negación constante, "esta no soy yo"... Me digo... Quizá siempre lo he sido, quizá la tristeza ha sido mi compañera de vida y la escondo detrás de un absurdo sentido del humor.

Quiero salir de esta bronca, pero en cada lugar allí están las cosas y personas que me aturden, porque, cariño, han pasado varias meses y diferentes personas han entrado y salido de mi vida... Dejaron a su paso un desorbitante caos.

....
Veo muy lejos (no veo de lejos) a la persona por la que hace meses hubiera dado un riñón sin pensarlo. Y me temo que también ha hecho su vida. La imposibilidad de volver a tener contacto me aniquila.... Disculpa el breve paréntesis.

....
Mañana volverá a ser un día extraño de otoño, realizaré mi rutina habitual con el peso de mi inútil existencia. Terminaré la noche como termino mis noches desde hace años (lo acepté, no es novedad), triste y arrepentida.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Así o más?

No he escrito nada porque no tengo de qué hablar, últimamente sólo me quejo. La vida de adulta no es lo que yo había imaginado, sinceramente siempre había pensado que llegaría a ser exitosa, creí con inocencia lo que los demás opinaban de mí, mal hecho. El ego herido habla desde su rechazo, nada duele más que saberte ajena al mundo que te habían prometido. ¿A dónde iré? Hoy observé el cielo y la supuesta tormenta que se avecinaba sólo hizo que me recogiera en mis aposentos a esperar que rompiera la lluvia. Y si eso hago con la vida? Veo un signo poco favorable y huyo. **** ***** ******* P E N S A M I E N T O S    El amor y la ansiedad son pésimos complementos, agua y aceite, noche en un día cálido.  No hay nada que reconforte mi alma como el café. ¿Por qué es tan difícil ser feliz? Tengo el corazón empanizado con el polvo de mis supuestos fracasos. Navegar aunque no haya mares que surcar.  Estrepitosos gritos de ayuda, ecos mudos de dolor. Nunca ser escritora, nunca ...

Ars, Artis

 Mientras estudio los métodos cuantitativos y cualitativos, escucho una playlist titulada "A playlist for 19th century villian rejoicing..." y solo puedo pensar en mis chingadas ganas de haber sido artista. Recuerdo que la obsesión comenzó cuando mi mamá me llevaba a Coyoacán a ver teatro callejero, al centro a escuchar músicos independientes, al metro Hidalgo a ver películas y cuando me habló por primera vez de Manuel Acuña, aquel que se suicidó por un amor, ningún espíritu romántico podrá ser equiparable a tal acto. Yo era una niña gorda y solitaria que vio en el arte un mundo posible, una navegación tórrida y excitante. Me acuerdo de la primera vez que vi los murales de la UNAM y una pintura al óleo, me gustaba pensar en el proceso creativo e idealizaba al autor, alto, color aceituna de barba tupida. Después, supe que había mujeres artistas y mi alma se llenó de inspiración, me maravillé de la vida de Frida Kahlo y de la escritura de Bárbara Wood. Sigo siendo la misma niña...