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Mostrando las entradas de 2018

Así

Sin querer perderte de vista, pero con la fortuna de haberlo hecho, he cambiado para mal.... Supongo, si digo que para bien un coro de optimistas se alegrará aun mas por haber convertido a una pesimista recia en una inmaculada  esperanzadora. Me carga la vida u más me caga existir y llenarme de vacíos en los que tengo que trabajar para darle gusto a mí juventud y orgullo a mis padres. Esos pinches vacíos a los que mal ñlaman "metas" y "logros". Caramba, deberían darme un título por levantarme de la cama cargando mi estupida depresión y sobrepeso, pero eso, damas, se le conoce como "obligación". Estás vivo y tienes que hacer cosas para que cuando estes mas arrugado que un ano de elefante puedas presumir tus suntuosas experiências minúsculas. Buena mentira para disfrazar el hecho de que nadie sabe como funciona esto a lo que llamamos vida.

...

Acepté con la cabeza baja la celada, será inútil cualquier intento de huida. Si es posible escapar, no regresaré entera; en crudas memebranas, una a una destazadas, caminarán al son del dolor los restos mal nombrados: Yo. El despertar no será suficiente, castigo será seguir soñando con lo azotes del verdugo sin el goce carnal del sadismo. Así ando, sin andar mucho, retrocediendo, hundiendo en los hijares de la reconciliación navajas forjadas con mi necedad. Tengo agora de qué quejarme, he salido del marasmo, de la monótona oración del "no pasa nada" para nuevamente hacer de la desgracia venidera una aun peor poesía.

Música

Siempre me burlé de tus gustos musicales, te hacia llorar. ¿cómo se puede llorar por ello? Ahora que no estás, escucho las canciones que tanto insistías en que escuchara, ¿ironía? Lo más irrelevante fue prometer que jamás en la tinta de mis intentos de letras estarías, siéntete cómodo, sigues apareciendo en ellas y en cada melancolía del día. Eres un mal necesario, supongo, por el momento. Lo peor: Si nos vemos, actuamos como si la farsa del desconocimiento del otro permitiera aliviar este daño. Sufro en putrefacción cautiva. He intentado cultivar mi mente, fortalecer mi cuerpo, dormir y defecar en santa calma, ¿por qué sigo así?   Recuerdo que dejaste de escuchar nuestra música favorita porque te recordaba a mí, ¿tendré que negar la existencia de las cosas que una vez nos hicieron felices y que ahora son un insulto a la lógica de la felicidad forzada? Dejé de fumar… por breve tiempo, en cada cigarrillo te aspiraba e ibas penetrando cada célula sana de la corporalidad que aho

Empezar?

Y lo más difícil es empezar de nuevo y reconstruirse con base en praxis aprendida de tus fracasos pasados. ¿Qué pasa si yo no aprendo? Me ha costado trabajo adaptarme, no soy persona de cambios, adoro la monotonía y el control, aunque así no lo refleje mi vida personal. Estoy emocionada, he de confesarlo, empezar de nuevo, reinventarme, sueno a comercial de aparatos quema-grasa, pero así me siento, pro primera vez he caído en la trampa del optimismo. * *      * ¿Estará bien creer en la bonanza? ¿Sentir la cornucopia en la mano? ¿Cuánto durará el efecto? ¿Qué tan tremendo será el putazo cuando vuelva al suelo? ¿Cuántas lágrimas derramaré? La felicidad es ingrata, pasajera voluble de la vida.

¿A quién engaño?

He bloqueado de la memoria las pequeñeces con las que se consolidan las grandes historias autoinventadas que rompen con la delicada tela de la monotonía en la que se envuelve la supremacía del no cambiar nada. ¿A quién engañaré si la ficción de un mundo perfecto se ha ido por el escusado y sólo me queda la tristeza? La cruel, pero verdadera tristeza de saberte solo, sin comparsa, caminando por el "valle de lágrimas". Porque del engaño y del llenar el vacío nace el amor. Un arbitrio pasajero, la estocada al corazón. El subterfugio perfecto para la pendejez propiamente humana. ¿A quién engañaré si he pasado noches en vela intentando disimular que con abrazos profanos me basta para continuar? ¿A quién engañaré si la piel nació para ser tocada y mis brazos para ser llenados por cuerpos candorosos y las hojas en blanco, oh, las perras en blanco, nacieron para ser mancilladas con escarnio poético por el bien que nunca ha de ser venidero?

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No había escrito porque no tenía de qué quejarme. Ayer en un arranque de amor propio decidí dejarte. No más conmiseraciones, eres un ave, cruza el cielo y atraviesa el mar. Yo soy un árbol, encadenado a la tierra, incapaz de moverse por mutuo propio, necesito una leve brisa para que mis hojas a su compás bailen.    Fui al mar. "Mi pesar es más grande que el mar", quería fundirme en él y arrebatarme la vida que no pedí tener. Regresé con tristeza acumulada, durante mi estancia en el rincón acuoso no sentí nostalgia, melancolía o tristeza, ellas en triada de bienvenida se alojaron a mi regreso en mi ser profano, impuro y malévolo.    Es un precio a pagar: el que ama y entrega todo, se pierde a sí mismo. Sufrimiento innecesario, sufrimiento casi impuesto. Mañana reanudaré labores. Las calles continúan ausentes.

2

Estoy nuevamente en el suelo. No hay mejor forma de pasar el rato para un ocioso que el de inventarse tragedias. Yo soy ociosa. El golpe de la tristeza abofeteó con crudeza mi autoestima. Se ha convertido en algo natural y constante.

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No había escrito porque no tenía de qué quejarme. Ayer en un arranque de amor propio decidí dejarte. No más conmiseraciones, eres un ave, cruza el cielo y atraviesa el mar. Yo soy un árbol, encadenado a la tierra, incapaz de moverse por mutuo propio, necesito una leve brisa para que mis hojas a su compás bailen.    Fui al mar. "Mi pesar es más grande que el mar", quería fundirme en él y arrebatarme la vida que no pedí tener. Regresé con tristeza acumulada, durante mi estancia en el rincón acuoso no sentí nostalgia, melancolía o tristeza, ellas en triada de bienvenida se alojaron a mi regreso en mi ser profano, impuro y malévolo.    Es un precio a pagar: el que ama y entrega todo, se pierde a sí mismo. Sufrimiento innecesario, sufrimiento casi impuesto. Mañana reanudaré labores. Las calles continúan ausentes.

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No había escrito porque no tenía de qué quejarme. Ayer en un arranque de amor propio decidí dejarte. No más conmiseraciones, eres un ave, cruza el cielo y atraviesa el mar. Yo soy un árbol, encadenado a la tierra, incapaz de moverse por mutuo propio, necesito una leve brisa para que mis hojas a su compás bailen.    Fui al mar. "Mi pesar es más grande que el mar", quería fundirme en él y arrebatarme la vida que no pedí tener. Regresé con tristeza acumulada, durante mi estancia en el rincón acuoso no sentí nostalgia, melancolía o tristeza, ellas en triada de bienvenida se alojaron a mi regreso en mi ser profano, impuro y malévolo.    Es un precio a pagar: el que ama y entrega todo, se pierde a sí mismo. Sufrimiento innecesario, sufrimiento casi impuesto. Mañana reanudaré labores. Las calles continúan ausentes.

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No había escrito porque no tenía de qué quejarme. Ayer en un arranque de amor propio decidí dejarte. No más conmiseraciones, eres un ave, cruza el cielo y atraviesa el mar. Yo soy un árbol, encadenado a la tierra, incapaz de moverse por mutuo propio, necesito una leve brisa para que mis hojas a su compás bailen.    Fui al mar. "Mi pesar es más grande que el mar", quería fundirme en él y arrebatarme la vida que no pedí tener. Regresé con tristeza acumulada, durante mi estancia en el rincón acuoso no sentí nostalgia, melancolía o tristeza, ellas en triada de bienvenida se alojaron a mi regreso en mi ser profano, impuro y malévolo.    Es un precio a pagar: el que ama y entrega todo, se pierde a sí mismo. Sufrimiento innecesario, sufrimiento casi impuesto. Mañana reanudaré labores. Las calles continúan ausentes.

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No había escrito porque no tenía de qué quejarme. Ayer en un arranque de amor propio decidí dejarte. No más conmiseraciones, eres un ave, cruza el cielo y atraviesa el mar. Yo soy un árbol, encadenado a la tierra, incapaz de moverse por mutuo propio, necesito una leve brisa para que mis hojas a su compás bailen.    Fui al mar. "Mi pesar es más grande que el mar", quería fundirme en él y arrebatarme la vida que no pedí tener. Regresé con tristeza acumulada, durante mi estancia en el rincón acuoso no sentí nostalgia, melancolía o tristeza, ellas en triada de bienvenida se alojaron a mi regreso en mi ser profano, impuro y malévolo.    Es un precio a pagar: el que ama y entrega todo, se pierde a sí mismo. Sufrimiento innecesario, sufrimiento casi impuesto. Mañana reanudaré labores. Las calles continúan ausentes.