Aunque tengo varias cosas que hacer, no quiero hacerlas. La pesadez ha tocado mis párpados, todo intento de movimiento ha sido aniquilado.
No he dormido bien, no consigo conciliar el sueño, la duda del mañana carcome mis entrañas y llena con su pinche aura toda mi calma. ¿Qué haré? ¿Qué será de mí?
Y eso me lleva a otro tema: Detesto rotundamente la pregunta obligada "¿qué has hecho?" Cómo si realmente les importara, únicamente quieren que por cortesía les preguntes lo mismo para restregar todo su éxito en las narices de la fracasada.
Y aunque les interesara mi vida, la respuesta es clara: nada. No, no tengo hijos, no me he casado, no tengo pareja, no me he titulado, no he aprendido a comunicarme con los muertos... No tengo una vida llena de falsas esperanzas y metas grabadas en la piel. Soy demasiado cobarde para dejarme y tocar fondo y demasiado comodina para apartarme de mi zona de confort.
Pa
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